Pachatusantrek SAC cumple 5 años desarrollando la actividad turística. Es por eso que deseamos re inaugurar nuestro blog, con la idea de compartir las vivencias de nuestros viajes. Deseamos empezar nuestro blog con el primer viaje que hicimos a Choqekiraw ó la "Cuna de Oro", ya que fue el inicio de una aventura en las montañas que se prolonga desde el año 2003 hasta nuestros días.
En el año 2003, tras una larga vida sedentaria como administrador de un eco lodge en medio de la selva de Puerto Maldonado (en el fantástico Lago Sandoval), es que empecé a desear un cambio en mi vida. Dejar la espesura del verde, los aromas, sonidos, vida silvestre y mi vida diaria en el bosque lluvioso; por un paisaje y emociones de montaña. Conversamos con Jeca, que en esa época era mi enamorada y ahora es mi esposa, y decidimos realizar la exigente caminata hacia Choqekiraw. Suéñalo, planéalo y hazlo!

La fecha de inicio de la caminata tenía que ser especial, pues en ese momento pensábamos y sentíamos que Choqekiraw merecía todos los honores. Entonces fijamos la fecha para pasar la noche de año nuevo 2003 - 2004. Con la fecha de partida establecida y el equipo listo, solo nos quedaba prepararnos físicamente, tanto como lo permitía la cargada agenda de un administrador.
Ya corría el mes de Diciembre y las expectativas iban en aumento. Nos reunimos los cuatro en la ciudad de Cusco, para celebrar las fiestas navideñas y cumpleaños de mi madre en casa de mi hermana Gaby. Aprovechando que estábamos en Cusco y teníamos un par de días libres, visitamos el colosal Parque Arqueológico de Sacsayhuaman y los sitios aledaños de la ciudad, lugares que te llenan de energía. Quedamos listos para partir. Partimos de Cusco hacia el pueblo de San Pedro de Cachora, en la región Apurímac. Siguiendo el plan de ruta que nos facilito un amigo y como no había mucho estado físico, decidimos pernoctar la primera noche en este apacible pueblo y empezar temprano al día siguiente.
La familia Peña, nuestros anfitriones la noche anterior, empacaron nuestro equipo de campamento en las acémilas y luego de un rico desayuno, iniciamos nuestra aventura en las montañas. Nuestro destino...Choqekiraw. No puedo olvidar a nuestros estupendos guías, Liz y Vicente, quienes también realizaban las tareas de arrieros de las mulas.
Temprano por la mañana hicimos el trayecto más sencillo de la caminata, con una vista espectacular del nevado Padreyoc, por espacio de 3 horas hasta llegar al Mirador de Capuliyoc; donde un par de cóndores nos dieron una magnífica bienvenida en medio de una geografía vertical. Desde este punto se puede divisar a lo lejos, el Parque Arqueológico de Choqekiraw. Aquicito nomás….. Luego de la sesión de fotos iniciamos el camino de bajada hasta el río Apurímac por unas 4 horas.
En el trayecto hicimos un alto en el sector de Cocamasana, donde ya se dejaba sentir el calor, con las ventajas de que este sector es bastante plano y estábamos bien hidratados. La vista desde este punto es espectacular, ya que se puede ver el camino zigzagueante de subida al otro lado del río. El sector del camino desde Cocamasana hasta Chikiska, nuestra siguiente parada, es bastante empinado. Chikiska es un oasis en medio de la árida bajada desde el Mirador de Capuliyoc donde se puede conseguir agua, frutas e inclusive algunos abarrotes. La bajada parecía interminable y aún faltaba recorrer el sendero cuesta abajo hasta la Playa Rosalinas. Otra hora más de bajada...y ya habíamos cruzado el punto de no retorno desde que salimos de la ciudad de Cusco.
Ya en el río Apurímac, el calor era agobiante, tanto así que nos obligó a detenernos para reponer energía y rehidratarnos. Después del descanso quedamos listos para empezar la sección cuesta arriba. Cruzamos el puente Rosalinas, sobre el caudaloso río Apurímac, y empezamos a experimentar la dureza del camino, púes el cansancio, el calor y lo empinado de la cuesta me hacían dudar de mi capacidad física. Al fin llegamos al campamento de Santa Rosa Alta, donde quedé en calidad de bulto hasta el día siguiente. Ya de mañana solo me quedó agradecer por haber sobrevivido al primer día de caminata, gracias a los cuidados de mi bien amada Jeca. Llenos de energía nuevamente, comenzamos la subida final hasta la villa de Marampata, donde no nos cansamos de tomar fotografías de Choqekiraw a la distancia.
Hasta este punto, la geografía, clima y medio ambiente habían cambiado tanto que tuvimos inclusive en varios momentos a la lluvia y viento como acompañantes. Ya habíamos caminado por una bajada árida y larga; el caluroso fondo del valle; una subida caliente y cansada; hasta caminar bajo la sombra del bosque, en un medio ambiente más húmedo donde se puede ver varias plantas como bambú, helechos, orquídeas, entre otras especies nativas. Este hábitat es el adecuado también para el oso de anteojos, ciervo de cola blanca, coatí, zorrillo, gato de monte, puma entre otros mamíferos.
Llegamos al campamento de Choqe, ubicado bastante cerca al sitio arqueológico, donde digamos que lo pintoresco del campamento fue el “caño de agua”. Realmente tenía poco de caño y casi nada de agua. Así y todo nos sentíamos felices pues nuestras carpas tenían vista al sitio arqueológico y el medio ambiente era espectacular. Ya instalados y almorzados, hicimos la primera visita a Choqekiraw. Una tarde mas nubosa que soleada, que cuando llegamos a la plaza principal, se convirtió en una bruma abrumadora. Las nubes se posaron sobre las estructuras de la Plaza Principal y Choqekiraw nos recibía envuelto en misterio, mostrándose más enigmático que nunca. ¡Vaya bienvenida!
Mientras recorríamos las habitaciones y pasillos de Choqekiraw, se abrían innumerables preguntas, pues veíamos arquitectura inca pero con un estilo bastante peculiar. Estas estructuras siguen el perfil de las montañas y a simple vista se puede apreciar que Choqekiraw está lleno de simbología andina. Un asentamiento Inca de gran importancia, comparable a Machu Picchu en varios aspectos, sobre todo por ser un asentamiento en camino hacia el Antisuyo o la selva; que como sabemos era lugar donde conseguir plantas medicinales, coca, carne, plumas de aves exóticas, madera, etc.
Nuestros guías Liz y Vicente, nos sorprendieron cuando preguntaron si es que queríamos ir a un sector del parque que aún se encontraba cubierto por la vegetación y que no había sido explorado por los arqueólogos. No dudamos en ir a ese sector y fue grande la sorpresa al ver la abundante vegetación sobre paredes de manufactura inca. Fue una sensación única el ver nuestra historia recién por descubrir. Choqekiraw es fascinante.
De regreso en el campamento decidimos cenar temprano para poder regresar a la Plaza Principal y pasar media noche para recibir el Año Nuevo. Debo reconocer que el cansancio se apodero de nuestro sueño y quedamos profundamente dormidos hasta después de media noche donde solo quedó desearnos, no muy efusivamente, un feliz año nuevo desde el interior de nuestras carpas.
Al día siguiente este hecho fue la broma del ameno desayuno que compartimos. Luego de este y el aseo personal en el caño que realmente casi no era caño, regresamos a Choqekiraw. Una mañana en inmejorables condiciones para una visita más exhaustiva, donde el sol nos hizo sentir la calidez de sus rayos, venerados por los incas.
Choqekiraw es impresionante; literalmente te toma el aliento, no solo por el esfuerzo físico, si no que también lo hace por la magnificencia de su ubicación, arquitectura, simbología, significado y todo el medio ambiente en sí.
Detalle para mencionar, para regresar hay que tomar el mismo camino que hicimos para llegar. Así que, ya preparados sicológicamente, iniciamos el camino de regreso al poblado de San Pedro de Cachora. El duro camino de regreso.
El camino es igual de fuerte ya sea de ida o de regreso, pero en el camino con dirección al poblado de Cachora, no podíamos dejar de pensar en la visita que hicimos a Choqekiraw y la manera como nos había impactado este importante asentamiento Inka en la cordillera de Vilcabamba.
Este viaje definitivamente excedió las expectativas que nos habíamos creado antes de iniciarlo; estábamos buscando un cambio en nuestras vidas y Choqekiraw fue la mejor opción que pudimos haber elegido. Después de este viaje hemos regresado innumerables veces a esta "Cuna de Oro" en la Cordillera de Vilcabamba, (inclusive para nuestra luna de miel)…….y esperamos regresar otras tantas veces más. Ya les contaremos…….
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