La Coca (Erythroxylum coca), es un arbusto que pertenece al reino Plantae, filo Magnoliophyta, clase Magnoliosida, orden Linales y a la familia de las Erytroxiliaceae.
Esta planta con propiedades medicinales es originaria de la zona de selva alta y baja de los andes, (aunque también hay una variedad que crece en la región de la yunga marítima, en el norte del Perú). Se encuentra en países como Perú, Bolivia, Brasil, entre otros. Fuera del continente americano se pueden hallar cultivos en países lejanos como Camerún, Java, Pakistán e India. Su medio ambiente natural es de clima cálido, de temperatura media de 20º C, humedad de 90%, y suelos nitrogenados, aluviales y con gran cantidad de luz solar.
En el Perú se encuentran dos variedades de la planta de la coca: Erytroxylum Coca Lam, que se siembra desde la región Cusco hasta Huanuco; y la Erythroxylum Novogratense Morris que se cultiva en la región La Libertad. De esta especie se ha generado la sub especie denominada Erythroxcilum Novogratense Truxillense; que ha sido desarrollada en un claro intento de adaptar esta planta a un medio ambiente distinto al natural, pues el clima de la yunga marítima es caluroso y seco.
La coca es una planta con alto poder nutritivo, donde destacan componentes como calcio, vitaminas C, E, B1 (Tiamina) y B2 (Riboflavina), fosfato, potasio, magnesio, sodio, hierro, aluminio entre otros. Son catorce alcaloides que se encuentran en esta planta (que representan solo un 0.70 mg. por cada 100 gr. de hojas de coca): atropina, benzoina, conina, cocamina, cocaína, egnonina, globulina, inulina, papaína, pectina, quinolina, pectina, reserpina y piridina. Todos estos alcaloides tienen propiedades benéficas para el ser humano, siendo un energetizante natural, pues sirve para evitar el cansancio y fatiga durante las jornadas de trabajo y, a la vez, sirve para prevenir el mal de altura o soroche, no para curarlo.
Con respecto a este último punto, es importante remarcar que el uso de la hoja de coca, sólo va a aliviar los síntomas pero no va a curar el proceso de aclimatación a la altura. Las señales que se presentan en el proceso de aclimatación a la altura, son: dolor de cabeza, dificultad respiratoria, nauseas (vómitos en casos severos) y debilidad. Estos síntomas son producto de la reacción de nuestro cuerpo ante la “falta de oxigeno” en el ambiente, y no se presentan de manera inmediata, pues al arribar a lugares de alta elevación, nuestro cuerpo tiene reservas de oxigeno suficientes para las primeras dos horas. La mejor cura para el mal de altura es la consulta médica, descanso y oxigeno terapia. Hay que recordar que este mal se presenta de manera diferente según la fisiología de cada persona.
Los alcaloides analgésicos y anestésicos de la coca son tres: la conina, cocamina y cocaína; los cuales se presentan en cantidades mínimas y no son perjudiciales para el ser humano. Sucede en el año de 1860, que el químico alemán Albert Niemann separa por proceso químico el alcaloide de la cocaína, siendo su uso primario para fines terapéuticos (inclusive Siegmund Freud, padre del psicoanálisis, publica un ensayo llamado Ueber Coca, en castellano significa “Sobre la Coca”, donde destaca las propiedades de esta planta como tratamiento efectivo para la tensión nerviosa y fatiga). Posteriormente, se le da un uso nocivo para el humano y se convierte en una droga.
Caso contrario sucede en los andes y en la selva, donde su uso es para ceremonias chamánicas y como integrador social de las comunidades que la usan, pues se comparte entre los comuneros luego del almuerzo o luego de un día de trabajo.
Los primeros pobladores del continente americano en cultivar y utilizar la coca, fueron los quechuas y aymaras del altiplano, hace unos cinco o seis mil años atrás. Este uso milenario se ve representado en la decoración de textiles y ceramios de estos grupos étnicos. Es más, en Caral, que es considerada la cultura que inicia el proceso civilizatorio en el continente americano, se han encontrado vestigios de esta planta sagrada y suponemos era utilizada como elemento integrador entre las diferentes regiones.
Los pobladores de los Andes, acostumbran masticar las hojas de coca agregando la “llipta”, ceniza de algunas plantas de las montañas como la chilca (Bacharis latifolia), quinua (Chenopodium quinoa), cañihua (Chenopodium pallidicaule) entre otras; y también con plantas de la selva como es el cacao (Theobroma cacao). Esta ceniza es el elemento alcalino, que al ser mezclado con el ph de la saliva y las hojas de coca, descompone estas en todos sus elementos, y libera una mayor cantidad de los alcaloides mencionados, facilitando la absorción de estos por parte de nuestro organismo. En el altiplano la suelen mezclar con el mineral de calcio (cal) para el mismo propósito.
En el bosque tropical, los nativos la utilizan en ceremonias chamánicas, igualmente mezclado con cal, pero en inhalaciones (pulverizada), produciendo efectos psicotrópicos en los chamanes; que les da la capacidad de adquirir el espíritu de sus animales totémicos y, a la vez, adquieren el conocimiento profundo del bosque que estos poseen.
Hay que combatir el narcotráfico; y remarcar que sin consumidores no hay productores; es decir, que ambas partes del problema deben unir esfuerzos para erradicar la producción de la cocaína como droga, el narcotráfico y consumo de ésta. Es la cocaína como droga la que empobrece y envilece el alma humana; no así la hoja de coca cuando es utilizada para fines rituales o beneficio de los pobladores o la medicina, como sucede en los Andes.
Siguiendo el consenso general entre los pobladores andinos, la hoja de coca es sagrada.
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